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jueves, 15 de octubre de 2009

FOLCLOR VENEZOLANO ( Coleo )




El Coleo
Historia
Para hablar de sus orígenes podemos decir que la historia de los Toros Coleados se remonta, más o menos a la segunda mitad del siglo XVI, cuando llegan a nuestros llanos los primeros ejemplares de ganado, traídos por los españoles.
Podemos asegurar que el coleo nace como una faena del campo; en aquel entonces no habían empalizadas y el traslado del ganado había que hacerlo por trochas. El abastecimiento de nuestros mercados provenía de los Llanos y de Oriente, porque era precisamente allí donde se criaba al ganado, por lo que su traslado se hacía muy complicado y el reunirlo se dificultaba.
Por lo tanto, quienes debían conducirlo se percataron que derribándolo, lo cansaban y luego con facilidad lo integraban al grupo. Es así como se supone comenzaron las primeras coleadas en Venezuela, pero existen otras teorías que señalan diversos orígenes de este deporte-fiesta tan popular en nuestro país.
Lo cierto de esta fiesta y deporte es, que hoy sólo se practica en Venezuela, y con estilos y normas muy distintas. También encontramos manifestaciones en los llanos de Colombia, fronterizos con nuestro país, en la Provincia de Parabia en Brasil, y en las muy populares charreadas mexicanas.
Esta tradición se extendió por todos los rincones de Venezuela, y así tenemos que en crónicas anteriores a la emancipación nacional, se habla de la destreza y habilidad que mostraba el General José Antonio Páez en el recio y duro ejercicio del coleo.
En aquel entonces, para celebrar la fiesta de los Toros Coleados se adornaban las principales calles del pueblo y se levantaban las famosas talanqueras preparando templetes que serían ocupados por las jóvenes del lugar. Las puertas y ventanas de las casas se engalanaban con guirnaldas y lazos, mientras se escuchaban, unidos a la alegría de los pobladores, los acordes de los músicos invitados a tal efecto, acompañados de cohetes que se hacían sonar para realzar la celebración.
En Caracas, se coleaba entre las esquinas del Carmen a Municipal, ya que allí se encontraba la residencia presidencial "La Viñeta". También en la calle de Romualda a Candelaria y en la calle principal de la parroquia de San Juan.
Podemos decir, que los Toros Coleados han tenido, desde su inicio, implicaciones políticas y sociales. Así vemos que en 1797, cuando la conspiración de Gual y España, fueron soltados los toros a la calle para distraer la atención del pueblo y de las autoridades.
Podemos afirmar que este espectáculo genera un sentimiento afectivo-amoroso en el ánimo popular. La tarde de toros se presta para lograr amistades bellas y duraderas, así como para originar innumerables pasiones, de las cuales una de las famosas: la del General Páez con Barbarita Díaz, quien fue su amante durante muchos años.
Las cinta con las que son premiados los jinetes, quienes con arrojo y destreza logran tumbar al toro, a menudo traen por detrás el nombre y teléfono de la premiadora, lo cual puede dar inicio a una nueva amistad. Un verso escrito en una cinta y firmado por Mayita, expresa la emoción que embarga al espectador: "Es preciso coleadores defender la tradición, luchar a brazo y pulmón, poner altos los honores, hasta quedar vencedores en esta lucha propuesta; solo decirles me resta; el día en que lo logremos: ¡El Coleo está de Fiesta!"
El Coleo ya no se practica en las calles de los pueblos, sino que se construyen mangas especiales limitándose así el espacio. Al principio las empalizadas eran de madera, y los espectadores tenían que encaramarse sobre ellas para poder disfrutar del espectáculo; ahora son metálicas y están dotadas de tribunas.
También se limita el número de coleadores por tanda, antes era infinito, hoy no puede haber más de 4 coleadores dentro de la manga. Igualmente se reglamentó el tiempo de la estada del toro dentro de la manga, a 5 minutos para evitar el excesivo maltrato del animal; se incorporaron nuevos jueces, y la exigencia del peso del toro se ubicó alrededor de los 500 Kilogramos.
Quizás el cambio que más choca a la vista es la indumentaria; antes se coleaba en Liqui-Liqui y con Pelo e' Guama, ahora se ha incorporado el casco como medida de protección y los coleadores han impuesto el Blue-Jeans como vestimenta, quizás más cómoda, pero menos nuestra.
Los caballos también han sufrido cambios, antes se utilizaban los caballos criollos, pequeños pero de gran arrojo, utilizados especialmente en las faenas del llano. Ahora, en su lugar, vemos caballos llamados Cuarto e' milla, ejemplares importados del norte y preparados especialmente para esta faena. Su gran tamaño, arrancada y boca fina, que permite frenarlo mejor, hace que el esfuerzo del coleador sea menor.
Lo mismo pasó con el toro, antes se coleaban toros criollos llamados "pata corta", hoy en día se colea con Brahman, Cebú o mestizos.
A pesar de que en sus orígenes quienes encarnan la figura de coleador eran los peones, ahora vemos que quienes lo practican forman una élite, o sea, son familias de renombre, propietarias de haciendas y aquellos hijos de clase media superior y alta, quienes pueden darse el lujo de adquirir y mantener estos caballos tan costosos. También podemos decir que este deporte es el único que no rinde beneficios económicos, y que, por el contrario, es mucho el capital que hay que aportar para el sostenimiento del mismo.Para hacer un breve resumen de quienes han hecho historia en las mangas de coleo, mencionaremos a: Don José Clodomiro Capdevilla, José Ángel Gorrín, al "negro" Guillén, Víctor Antonio Gorrín, José Rafael Pulgar, José Vicente La Riva, Ramón Martínez, José Félix Ceballos, Carlos Jiménez, José de la Cruz Reyes, Eloy Rivas, Dionisio Infante, Simón Infante, Víctor Díaz Gorrín, Ernesto Salas, Isaac Armoni, Jesús María Piña, Cruz Mario Sigala, Néstor Riera, Orlando Yepes, Mario Gudiño, Aquiles Fernández, Marcos Alfonzo, "Chuco" Díaz Martínez

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